La Guía definitiva para trotamundos comprometidos

1. Conecta con el destino desde tus aficiones

¿Conoces el estado de Flow? En el libro “Fluir (Flow): Una psicología de la felicidad”, el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi nos revela las claves para alcanzar lo que denomina como estado de experiencia óptima. Hacer aquello que nos lleva a perder el sentido del tiempo que trasciende incluso a la conciencia propia que nos aparta de la noción del ser, del ego, aquello que nos conecta con el ahora.

¿Te suena? El proceso de disfrutar de las actividades que más nos gustan desencadena en este estado de flow que mejora nuestra calidad de vida optimizando la experiencia.

Viajar por entornos desconocidos en ocasiones puede resultar abrumador: demasiados estímulos que procesar. Sentir la plenitud del momento puede llevarnos a alcanzar una sensación de mayor acogida y por ende, una relación más estrecha con el destino.

¿Probamos? En tu próxima aventura proponte hacer aquello de lo que más goces y… ¡me cuentas!

2. Ábrete a explorar

De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente. El fenómeno de vivir por compartir nos acerca a un viaje sin cuerpo, sin ese toquecito especial que lo hace tan propio.

Parece inevitable: abrimos RRSS, vemos paisajes maravillosos en photo spots del mundo y queremos reproducir el mismo marco. Pero, ¿no te apetece descubrir otros caminos? Igual encuentras la Tierra Prometida o no, en cualquier caso, será tu momento y en el recuerdo quedará enmarcado con un sabor más especial.

3. Sé amable

¿Cómo te sientes cuando recibes un buen trato de otra persona? Una sonrisa, unas palabras afables, un saludo cordial… gestos sencillos que pueden desbloquear a la persona que tienes enfrente, despertar su interés, abrir su actitud y acoger tu presencia en su territorio de forma amigable.

Conocer a las personas locales desde el respeto te acercará al destino de una forma más cálida y hogareña.

4. Conoce la historia del destino

La información es conocimiento. Entender la vida de un destino cambiará tu perspectiva, te ofrecerá una herramienta de valor muy interesante para mejorar tu viaje.

Analizar el contexto cultural evitará caer en prejuicios que estipula la sociedad y crecerás desde el aprendizaje y admiración hacia lo desconocido.

5. Considera las limitaciones del territorio

Eres el único responsable de tus acciones y a tu paso puedes añadir valor o dejar víctimas. Tú eliges. Si en tus viajes encuentras indicaciones, limitaciones, prohibiciones, advertencias… alguna razón evidente encontrarás para seguirlas.

6. Buenos para ti, bueno para el entorno

Aunque nos empeñemos en lo contrario, somos naturaleza. Si utilizas o consumes productos que sean respetuosos con el entorno estarás contribuyendo a una de las capacidades más interesantes de la condición humana: el autocuidado.

7. Vive el viaje desde la calma

Ser más consciente implica estar atento. Prestar atención al entorno no es asunto sencillo en los viajes por la sobreestimulación. Si te sientes en piloto automático, stop. Es tu momento, mira a tu alrededor, fusiónate con la experiencia… déjate llevar por lo que te pida el cuerpo. No te marques demasiadas metas. Improvisa, explora, descubre nuevos lugares y encuéntrate.

8. Viajar fuera de temporada alta

Poco queda para contar del terrorífico turismo de masas. Lamentablemente, el estilo normativo de vida nos condiciona por los períodos vacacionales. Pero… ¡buenas noticias! Dale la vuelta a tu viaje. Elige el destino según su temporada y huye del gentío, ¡ya verás que gustito!

9. Muévete consciente

Sí al transporte público, sí a la movilidad compartida y si no te queda otra que coger un avión… cuanto más tiempo estés en el destino mejor, busca trayectos directos, reduce tu equipaje y opta por la clase turista. Además, en muchos buscadores existe la opción de filtrar los vuelos por menos emisiones.

Si eres de los que dice… “ojalá existiese el teletransporte”, te propongo un plan: trata de incluir el trayecto como parte de la experiencia y encuentra la alternativa que te garantice mayor diversión.

10. Despídete sin dejar rastro

Cuántas veces has escuchado “eso lo puedes dejar que es biodegradable”. Pues… lamento informarte de que lo bio también es residuo. Mi premisa: si este no es su lugar, ¡me lo llevo!

+1. Comparte tu experiencia

Viajar es sinónimo de introspección, aprendizaje, crecimiento, evolución, progreso. Contar a tu entorno lo que has vivido es una oportunidad para que te acompañen en ese cultivo interior. Comparte tus conclusiones y siembra la duda, la reflexión, el cambio hacia un viaje más responsable para trotamundos comprometidos.

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